La Garrotxa Artística

La comarca de la Garrotxa tiene una relación muy estrecha con el mundo del arte. Déjate cautivar por algunas de las obras más destacadas.

La Garrotxa es una comarca vinculada al arte en todas sus expresiones. Cuna de grandes creadores, la capital da nombre a una escuela pictórica y disfruta de museos, de salas de exposiciones y de una rica vida cultural… En definitiva, en la comarca se respira arte. Con esta ruta descubriremos algunas esculturas, edificios laicos y religiosos, museos y otros elementos diseminados por diferentes pueblos de la comarca. Sin embargo, no veremos el amplio patrimonio modernista, románico y medieval, ya que son protagonistas en otras rutas.

Nuestro recorrido empezará en Olot y visitaremos varios pueblos de la comarca para terminar en Tortellà, uno de los pueblos con más densidad de esculturas con relación a su modesto tamaño. Así que dejémonos llevar por el arte y las emociones.
Empezaremos nuestra visita en la capital, en el Museo de la Garrotxa, ubicado en el edificio del Hospici, que nos permitirá disfrutar de las obras más importantes de la Escuela Paisajística de Olot, como las de los hermanos Vayreda o las de Josep Berga i Boix, entre otros. Cabe destacar la joya de alcance nacional: La Càrrega, de Ramon Casas. En el campo escultórico encontramos obras de Josep Clarà y Miquel Blay, entre muchos otros.

Después de la visita al museo, saldremos al exterior para descubrir otros elementos artísticos que forman parte del espacio público de la ciudad. Uno de los más paradigmáticos es el estadio de atletismo. Ubicado en las afueras del municipio, la instalación consigue integrarse en el robledo que la rodea e incluso consigue destacar sus elementos, sin perder la funcionalidad por la que se construyó.

También en las afueras de Olot, más allá del Parc Nou, están los parajes de la Moixina. En este lugar, la construcción humana por los alrededores de la fuente Moixina lo han convertido en un espacio de paz y recogimiento. Los colores que va tomando a lo largo de los diferentes momentos del día y de las épocas del año lo han convertido en un lugar de peregrinaje para los pintores paisajísticos. Fue elemento de inspiración para los artistas de la Escuela de Olot, en el siglo XIX, y aún lo es por los artistas actuales.

Otro espacio que permite dejarse llevar por las sensaciones con un agradable paseo es el parque de Pedra Tosca. Está ubicado junto a la Via Verda, entre los municipios de Olot y Les Preses. Podemos admirar allí construcciones integradas en el paisaje volcánico, que combinan elementos naturales y construcciones artísticas.

Siguiendo por la Via Verda, llegaremos a La Vall d’en Bas, donde están dos esculturas con alegorías históricas y sociales. Una de ellas es un monumento a Verntallat, de Rosa Serra. Verntallat fue un héroe que lideró el levantamiento de los payeses remensas que ha tenido un profundo significado político y social en esta tierra y sigue siendo sinónimo de lucha para los payeses.

La otra es el monumento que Modest Fluvià dedicó a los campesinos y al estilo de vida tradicional del valle, por lo que el monumento muestra la dureza y robustez física y de carácter de las personas que han vivido allí.

Ahora empezaremos una parte del recorrido que nos llevará a ver esculturas de creación libre. A principios de los años 90 del siglo XX tuvieron lugar varios encuentros de jóvenes artistas italianos y catalanes que se establecieron durante un período creativo en varias poblaciones de la comarca. Uno de los encuentros se celebró en Santa Pau, en 1992, donde aún se pueden ver algunas obras que se crearon en aquel momento. Destacan las que se encuentran cerca de la plaza y del castillo, como es el caso de Les Mans fosques clavades en el mur (Las Manos oscuras clavadas en el muro), La Nena blanca (La Niña blanca) o El Trapezi (El Trapecio).

Dos años más tarde tuvo lugar otro encuentro, esta vez en Besalú. En este caso, uno de los elementos más destacables que podemos admirar, son las sillas colgadas en varios lugares del pueblo, como en la calle Rocafort.

En este recorrido también nos desplazaremos hasta la Alta Garrotxa, una zona que ha captado la atención de numerosos artistas que la han pintado o la han descrito en novelas. No podemos dejar de citar La Puñalada, de Marià Vayreda, que empieza precisamente con el Aplec dels Francesos, en Sant Aniol d’Aguja, un encuentro festivo entre gente de un mismo país que están separados por montañas. En Sant Aniol subiremos después de una bonita y larga excursión siguiendo el curso del río. Allí estuvo un antiguo monasterio benedictino del que hoy solo queda la pequeña y acogedora iglesia románica de Sant Aniol, construida en el siglo XI. Es uno de los rincones más bonitos y mágicos de la comarca y por eso una de las excursiones más populares para adentrarse en este majestuoso espacio.

También, en la Alta Garrotxa, muy cerca de la frontera actual entre estados, encontraremos Nostra Senyora de les Agulles, una pequeña iglesia románica del siglo XII. Su nombre procede de la antigua tradición de clavar agujas (agulles) en el vestido de la virgen, quedando así imbuidas de propiedades milagrosas.

Dejaremos las montañas de la Alta Garrotxa para volver al terreno llano, hacia el valle por donde discurre el Fluvià. En Argelaguer encontraremos una de las construcciones, digamos escultóricas, más peculiares de la comarca y puede que del país. Hablamos de las construcciones de Josep Pijiula, en las fuentes de Can Sis Rals. Torres, puentes, cabañas y esculturas forman un ambiente único que ha sido declarado Bien de Interés Local y que no podemos dejar de visitar.

La última parada en nuestra ruta artística es Tortellà. Un pueblo con una historia y una personalidad propias en la comarca. La fabricación y el comercio ya formaban parte de su actividad desde el siglo XVIII, mucho antes de la llegada de la Revolución Industrial. Este aspecto comercial y emprendedor no solo marcó el carácter del pueblo, sino también parte de su historia. Muestra de ello es que sus habitantes se situaron al bando de los liberales durante las guerras carlistas y fue uno de los pueblos que más sufrió las consecuencias de sus ataques.

Cuando entramos en Tortellà por la carretera principal, a la izquierda vemos el monumento a la Xiruca. Una escultura de Manuel Solà que homenajea al famoso calzado creado y fabricado en Tortellà, desde los años 50 del siglo pasado. Además, la escultura también incorpora otro elemento típico elaborado en el pueblo: las cucharas de madera.

En el parque de Can Santaló encontramos otra escultura, en este caso de carácter abstracto: L’Enigma, de Albert Nogué, de Tortellà. Al otro lado del parque, en la parte antigua del pueblo, encontramos otra: La noia del càntir (La chica del cántaro), obra también realizada por Albert Nogué e instalada en el marco de las fiestas del pueblo en 2014. Es una alegoría de las dificultades del pueblo durante siglos para abastecerse de agua y está ubicada en el punto por donde empezaban las colas para ir a las fuentes y al lavadero público.

Pero uno de los elementos que más llama la atención son los fanales en forma de cuchara, tan característicos del municipio. Responden a un homenaje del Ayuntamiento al oficio de cucharero, oficio que da fama al pueblo. De hecho, Tortellà ha sido un referente en este ámbito desde 1762, cuando se inició la fabricación de utensilios de cocina con madera de boje y haya.
En esta ruta hemos visto cómo el arte embellece el espacio público de numerosos pueblos y ciudades de la Garrotxa. Esculturas, edificios e incluso parques ofrecen a la comarca una gran riqueza artística que complementa el valor histórico, paisajístico, cultural y gastronómico de la Garrotxa.

En Sant Feliu de Pallerols está una estatua que mira hacia el río Brugent. Es El Pescallunes (el pescador de lunas). Cuenta la leyenda que una noche de luna llena, un vecino, admirado y abrumado por la belleza de la luna reflejada en el río, intentó cogerla con un cesto. Alguien lo vio y se rio de él y, desde entonces, a los vecinos de Sant Feliu se les quedó el nombre de pescallunes, como el que persigue sus sueños por mucho que parezcan inalcanzables.

Recomendación: Pasear por la ciudad de Olot y disfrutar de su arte. Por ejemplo, caminando por el paseo Miquel Blay, el Firal, podrás ver esculturas del nivel de La lectura, del mismo Blay, o L’Origen, que Emília Xargay creó en ocasión del milenario de Cataluña. Otro lugar más que recomendable es la plaza Clarà donde, rodeada de un bonito y elegante jardín, encontramos la escultura La Maternitat, del escultor Josep Clarà.

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