El arte románico de la Garrotxa: La mayoría de restos arquitectónicos medievales de la Garrotxa datan de los siglos XII y XIII, aunque también podemos hallar algunas edificaciones anteriores al siglo XI. De hecho, la arquitectura románica de la Garrotxa sigue las directrices arquitectónicas del románico del siglo XII. A pesar de que en la Garrotxa, actualmente no se conserva ninguna iglesia anterior al siglo XI, sabemos, por la documentación encontrada, que existen numerosas referencias que indican la importancia que tuvieron estas en su época. Desgraciadamente, los restos que han resistido al paso de los siglos se limitan a los ábsides y edificios reformados posteriormente. En la Garrotxa hallamos formas de arte románico tradicional, como las construcciones que se rigen según el estilo lombardo, pero también hallamos otras formas de arte románico más avanzadas. Es habitual encontrar estructuras de arcos formeros que soportan la bóveda de la nave de la iglesia, donde los arcos ciegos de estilo lombardo son más un elemento constructivo y tecnológico que no decorativo. Las características comunes de los edificios románicos son las siguientes:
Casi todo el mundo sabe que en el interior de los edificios románicos había frescos pintados en las paredes, pero lo que no es tan conocido es que seguramente también había frescos en el exterior. Estas pinturas no se habrían conservado como consecuencia de la exposición a los elementos y del paso de los siglos, pero se tiene conocimiento de ello gracias a pruebas científicas que se han realizado en algunas ermitas de La Vall de Boí. Las pinturas y las esculturas, además de funciones decorativas, tenían una función educativa y religiosa. Puesto que la mayoría de habitantes no sabían leer ni escribir, estas imágenes se utilizaban para mostrar los personajes y temáticas de la religión cristiana. Por esa razón se suele decir que las iglesias románicas eran biblias en imágenes.
Muchas de estas iglesias tienen unas cerraduras y unos cerrojos en forma de serpiente o dragón. Hay poca documentación de esta época, pero los dragones y las serpientes en los cerrojos representan los guardianes del umbral que separa el mundo real del mundo sobrenatural. De esta manera, el dragón o la serpiente quieren impedir la entrada de enemigos a lugares sagrados. La barra del cerrojo se identifica con la cola de la bestia del Apocalipsis de San Juan, que “arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra”. La protección de dragones y serpientes se ve reforzada por el crismón de Jesucristo, la imagen que lo identifica (con la primera letra griega, alfa, y la última, omega, que representa el principio y el fin, es decir, la eternidad). Cuando aparece una llave de hierro indica que es la llave de San Pedro, que tiene la llave del cielo.
Te recomendamos que visites el monasterio de Sant Sepulcre de Palera. Fue construido hace más de 1.000 años y pertenecía a la orden de los caballeros del Santo Sepulcro que lucharon en las cruzadas de Jerusalén. Por ese motivo se otorgaron al monasterio las mismas prerrogativas que a Tierra Santa, a miles de kilómetros de aquí. Es decir, que si visitamos el Sant Sepulcre de Palera, es como si hubiéramos estado en contacto con los muros de Jerusalén.
Geografía: En esta ruta recorreremos varias zonas de la Garrotxa: la Alta Garrotxa, Les Preses y Maià de Montcal.
La Alta Garrotxa es uno de los territorios más importantes del Pirineo Oriental. A medio camino entre las comarcas de la Garrotxa, el Ripollès y el Empordà, la Alta Garrotxa acoge los municipios de Beuda, Montagut i Oix, Sales de Llierca, Tortellà, Sant Joan les Fonts y La Vall de Bianya, que visitaremos más adelante. También nos detendremos en Les Preses, un municipio a 4 km de la capital de la Garrotxa, Olot, que forma parte del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Aunque es un municipio independiente, lo ubicamos en La Vall d’en Bas y su paisaje está formado por carenas, riscos y lomas.
Historia: La Garrotxa es una comarca habitada desde hace miles de años, como lo demuestran los restos de asentamientos humanos que van desde el Paleolítico, pasando por restos romanos y benedictinos, como en Sant Aniol d’Aguja. Durante la Edad Media, en la comarca, se empezaron a construir iglesias y ermitas muy sencillas, llegando así a lo que conocemos como arte románico.
Vocabulario común de la arquitectura románica