Zona Industrial: Can Porxes y central eléctrica de Can Sabata

Durante el proceso de industrialización de la Garrotxa se utilizó la fuerza del agua del río Fluvià para generar energía en las industrias, razón por la cual estas se iban instalando a orillas del río. En La Canya, dentro del término municipal de La Vall de Bianya, se instalaron dos industrias: Can Sabata y Can Porxes. Ubicadas en la orilla izquierda del Fluvià, ambas permitieron generar un importante crecimiento económico, demográfico, social e industrial desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX. Can Sabata era un antiguo molino harinero que, en 1833, se convirtió en hilatura bajo la razón social “Hijos de Francisco Aubert y Coromina”. No obstante, popularmente era conocido como Can Sabata (zapato) por el antiguo oficio de su fundador. En aquellos tiempos, la fábrica se dedicaba al género de punto, pero debido a la crisis del textil se tuvo que readaptar y pasó a fabricar hilo para sábanas. Las lluvias torrenciales de 1940 causaron muchos estragos en la fábrica, especialmente por los daños en el barrio de Triana, donde estaban situadas las viviendas de los trabajadores. Finalmente, en la década de los años 70, la fábrica cesó su producción. Por otro lado, Can Porxes era un molino papelero, construido en 1754 por Joaquim Porxes, que se dedicaba principalmente a la fabricación de papel de barba. En 1935 Torras Juvinyà compró el molino que ya había pasado por múltiples propietarios. Poco después, durante la Guerra Civil, la industria se reconvirtió en fábrica de alfa celulosa, un material indispensable para la elaboración de explosivos. Terminada la Guerra, la empresa Torras dejó la fábrica y la alquiló. Más tarde se utilizó para hacer muñecas de cartón y, más adelante, se instaló allí un negocio de triturados de textil. En 1972 se puso fin a su producción.