Silla KD.015 en la fachada del Espai KD

Esta obra la forman partes de tres sillas de distinta época y estilo. EL trabajo no está concebido como pieza funcional, ya que el número de patas no es usual, la ubicación es elevada y la inclinación no permite sentarse. Es un reflejo del conjunto de la obra de Kel Domènech, un collage tridimensional con elementos antiguos y piezas contemporáneas que se unen para disolver estilos y convertirse en atemporal. Está fundida, con gotas resbalando en la fachada y  observando frontalmente sus lágrimas , se puede visionar 360º sin moverse de la posición. Se enmarca dentro de un proyecto personal del autor para crear un circuito de esculturas en fachadas no monumentales y establecer un discurso en Besalú paralelo al histórico. El autor persigue provocar la reflexión en cada una de sus creaciones y se plantea la siguiente pregunta:

Qué hacemos los vivos en Besalú, para conseguir que el público visitante deje de venir al pueblo solamente a contemplar la obra de los muertos?

Contestar esta pregunta creando, es un repto que se tendría que plantear cada nueva generación para avanzar personal y artísticamente.