Las primeras referencias que se tienen de la existencia del templo se encuentran en un pergamino del obispo Miró del año 977. La iglesia se modificó a lo largo de los años y el edificio románico original fue sustituido por uno nuevo en el año 1116. Además, los terremotos del siglo XV afectaron gravemente su estructura, que se tuvo que reconstruir. En el siglo XVIII la iglesia se amplió y prácticamente se reconstruyó de nuevo, hasta el punto que podemos considerarla como una construcción neoclásica del 1763, año en que la nueva iglesia fue bendecida. De la fachada principal de 1800, de huella barroca, destaca el espacio de las hornacinas vacías que acogían las esculturas de piedra de san Esteban, san Valentín y santa Sabina, destruidas en verano de 1936. La escalinata es del 1897 y las decoraciones vegetales y la remodelación de los jardines de 1905.Del interior merecen especial atención algunas piezas notables del Barroco catalán del siglo XVIII: el altar mayor, obra de Joan Carles Panyó; el retablo dedicado a la virgen del Rosario, proyectado por Pau Costa, y el grupo escultórico de la capilla de los Dolores, de Ramon Amadeu. La escultura de alabastro de san Esteban, en cambio, fue elaborada en el siglo XX por el escultor novecentista Josep Clarà. Además, la sacristía aloja el Museo-Tesoro Parroquial, donde se guardan varias mesas góticas, orfebrería y ornamentación litúrgica, restos escultóricos y el reconocido óleo del Greco Cristo abrazado a la Cruz. En noviembre de 2024 el papa Francisco le concedió el título de basílica menor.